En respuesta al estancamiento de las negociaciones para renovar el acuerdo nuclear, la Unión Europea (UE) ha aprobado un paquete de sanciones económicas más estrictas contra Irán. Estas medidas incluyen restricciones financieras, prohibiciones en el comercio de tecnología sensible y limitaciones a la exportación de bienes relacionados con el desarrollo nuclear y militar.
El objetivo es ejercer presión sobre Teherán para que retome las conversaciones y cumpla con los compromisos internacionales que previenen la proliferación nuclear. Estas sanciones también buscan limitar el financiamiento a actividades que puedan desestabilizar la región de Medio Oriente.
Irán ha rechazado estas sanciones calificándolas de ilegales y ha advertido que continuará con su programa nuclear pacífico.
Analistas internacionales consideran que esta situación aumenta la tensión geopolítica en una región ya volátil, con posibles repercusiones en los mercados energéticos globales y la seguridad internacional.
