El sistema legal internacional, pilar clave del equilibrio global desde la posguerra, está siendo puesto a prueba como nunca antes. Acontecimientos recientes han encendido alarmas en la comunidad diplomática, jurídica y humanitaria, debido al creciente desacato de tratados, sentencias y normas internacionales por parte de potencias regionales y actores estatales clave.
En el sur de Asia, India ha sido señalada por incumplir disposiciones del Tratado de Aguas del Indo, un acuerdo histórico firmado con Pakistán y mediado por el Banco Mundial, lo que ha reavivado tensiones bilaterales. En Medio Oriente, la respuesta militar de Israel en Gaza ha generado fuertes críticas por parte de organismos internacionales, especialmente tras ignorar solicitudes formales del Tribunal Penal Internacional (TPI).
A la par, se percibe un deterioro en la capacidad de respuesta y neutralidad del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Corte Internacional de Justicia, cuyos fallos son cada vez más cuestionados o abiertamente rechazados por algunos gobiernos. Analistas alertan sobre un efecto dominó que podría deslegitimar por completo las estructuras multilaterales creadas para prevenir conflictos y proteger los derechos humanos.
En medio de esta fragilidad institucional, China ha comenzado a ocupar espacios vacíos, promoviendo iniciativas legales propias en foros internacionales, lo que podría redefinir las reglas del juego en el futuro cercano.
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